Cómo escoger el vino para la cena de Navidad

La mesa de Navidad es, probablemente, una de las más importantes del año. Supone esos encuentros en los que nos convertimos en anfitriones. Esas citas ineludibles en las que nos reunimos con quienes queremos, sean familia o no. Unas comidas y cenas para las que no solo preparamos con mimo un menú. También procuramos que la puesta en escena de nuestra mesa, ese epicentro de estas fiestas, esté a la altura de estas circunstancias.

Y está claro: hay un invitado de excepción en cualquier mesa de Navidad que se precie. Y no es otro que el vino. Un compañero para nuestros platos que, al igual que el resto, hemos de elegir con sumo tiento para que complemente la experiencia de nuestra mesa. Una auténtica responsabilidad si tenemos en cuenta que, en las últimas décadas, los paladares están educados para saber reconocer la calidad de un vino.

Pero eso no es lo único importante. Además, hemos de contemplar que nuestros caldos deben ser buenos aliados de los sabores. Un tándem que debe funcionar de manera sincronizada, para que ni vino ni comida se solapen o enmascaren sabores.

Veamos, pues, cómo acertar con el vino en la mesa de Navidad y qué evitar para tener éxito con nuestra elección.

¿UN VINO O VARIOS?

Es una de las dudas habituales, y no hay una respuesta universal. Algo lógico si tenemos en cuenta que la selección de vinos depende, en gran medida, del menú que creemos. Si nuestra comida o cena de Navidad combina carnes, pescados y mariscos lo ideal es que nos planteemos contar con más de un vino. Aquí entran en juego esos consejos para maridar con vino que para muchos se ponen en entredicho empezando por un básico: el vino tinto es para la carne, el blanco para el pescado. Una aseveración que no es del todo cierta ya que, por ejemplo, hay un buen número de platos de carne de sabor delicado que podemos disfrutar con un blanco.

Más allá de las recomendaciones de maridaje, lo cierto es que optar por uno o varios vinos es una elección personal que debemos hacer según nuestra propia experiencia. Tampoco se pueden dejar de lado los platos que vayamos a disfrutar, ya que ahí es dónde radica realmente la clave. Para sabores contundentes, tendremos que optar por un vino de las mismas características. Sin embargo, si nuestras recetas juegan con sabores suaves tendremos que inclinarnos por un vino con las mismas características.

Por último, un apunte. Si en nuestra mesa se sienta un amante del vino, agradecerá que le ofrezcamos una variedad de caldos. Una forma de experimentar y jugar con los sabores como parte del placer del encuentro.

LOS ERRORES MÁS COMUNES QUE DEBEMOS EVITAR

Decididos los caldos que vamos a presentar en nuestra mesa de Navidad, queda otro asunto pendiente. Nos referimos a tener controlados todos los aspectos necesarios para que los vinos que hemos elegido sepan como tienen que saber. Unos detalles que, lejos de ser secundarios, marcan la diferencia entre disfrutar de una copa o, incluso, arruinar su sabor original.

Está claro que, con el ajetreo de recibir invitados y tener todo listo, hay pequeños matices que pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, es importante recordar qué debemos de tener presente para procurar, incluso en mitad de la vorágine, paliarlos.

Veamos algunos consejos que nos ayudarán a saber qué errores debemos evitar:

  1. Controlar las temperaturas recomendadas para servicio de los vinos. Un aspecto que tenemos que vigilar de cerca, ya que el defecto pero sobre todo el exceso de grados pueden estropear la personalidad de un vino.
  1. Decantar el vino cuando estemos ante un Reserva o un Gran Reserva que puedan tener posos.
  1. Oxigenar el vino, algo para lo que necesitaremos cierta planificación. No hablamos de comer o cenar con un cronómetro en la mano. Bastará con recordar hacerlo con cierta anticipación, para que el caldo disponga de esos minutos que necesita para acabar de desplegar sus aromas y sabores.
  1. Ojo con la cristalería. No solo es imprescindible elegir entre los distintos tipos de copas de vino la adecuada para cada uno de los caldos que hemos escogido. También es fundamental que estén en perfecto estado, y completamente limpias. Además, es recomendable que dispongamos de varias copas para que cada caldo pueda ser disfrutado en una sin restos de ningún otro anterior.
  1. Probar el vino antes de servirlo. Por increíble que parezca, este gesto puede evitarnos muchos disgustos. Básicamente porque nos permite catar un caldo antes de llevarlo a la mesa, y saber si está en perfecto estado.

Y, teniendo todo esto presente, solo queda la parte más complicada: elegir entre el increíble abanico de opciones que tenemos con cuál queremos acompañar nuestros platos. Una tarea para la que solo podemos dar un consejo más: elige el vino que tú quieras disfrutar esta Navidad.

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